domingo, 24 de marzo de 2013

Mi generación se convirtió en papás

Hace varios días di por casualidad con una serie que se transmitió a finales de los 80 y principios de los 90, nunca la vi, ni siquiera en los refritos enlatados listos para servir de los canales de televisión de mi país, su nombre: The wonder years o Los años maravillosos en español. Esta serie trata sobre la niñez o adolescencia de un hombre, Kevin Arnold, que la relata siendo un adulto, está ambientada a finales de la década de los 60 y principios de los 70.
Y sí, fue una casualidad que di con ella, porque yo buscaba otra serie que si habia visto de niña, ahora me da mucha alegría haberla encontrado. Tal vez alguno de ustedes la ha visto o al menos la ha escuchado o es  como yo hace unos días y jamás ha oido sobre ella.
Esta serie es muy buena, su guión es genial, son hechos de la vida de un niño con reflexiones adultas, como cuando vuelves la mirada hacia tus recuerdos y entiendes porqué o para qué sucedieron las cosas. Cada capítulo me hace pensar en mi niñez, en cuales fueron mis años maravillosos.
Lo que me gusta de esta serie o tal vez lo que me desconcierta es que, como en la vida real, la conclusión no siempre es un final feliz, sino un final real.
El tiempo y el espacio en el que transcurre esta serie fue en particular una época dónde se dieron un serie de cambios, acontecimientos muy importantes, época de guerra, donde se transformó la visión de muchos o donde se afianzaron los principios de algunos y los prejuicios de otros.
En ésta ocasión me llamó la atención la diferencia de tiempo entre los años en que se desarrolla la serie y cuando fue grabada, son 20 años: siento que fue una generación completa.
Esto llevo a preguntarme sobre mi concepto de generación, me respondí: es el tiempo en el que dejamos de ser hijos para convertirnos al menos potencialmente en padres.
Han pasado, para mí, dos generaciones desde la ambientación de Los años maravillosos, ¿qué cómo lo he medido? pues, que miro alrededor y me doy cuenta que mi generación se convirtió en padres que ya no somos más como dice la trillada frase "El futuro de la Patria"... somos el presente y tenemos la misión de cuidar a nuestros hijos de enseñarles a vivir, que atesoren cada día y cada año con un año maravilloso.