Como cualquier ciudad moderna Cuenca posee un complejo sistema de transporte urbano, en especial los taxis. Durante mi estadía creo haber tomado un taxi unas ocho veces por día, dando un total de venticuatro viajes en taxi (por lo menos), y algo que me sorprendió mucho fue que en ninguna ocasión un automovil que no hubiera sido un taxi certificado intentó detenerse y hacer de "taxi amigo". Por tal motivo al último día de mi visita consulté con un conductor de taxi la razón por la cual no vi ningún taxi pirata y el conductor respondió que sencillamente las personas jamás se suben a otro taxi que no sea legal, por lo tanto el negocio de taxi pirata no es rentable. Luego de esto pasamos junto a un edificio con un diseño espectacular e inmediatamente el taxista comenzó a contarme de que se trataba y como también era hermoso por dentro, sin duda me quedé sorprendido aún más. En cada viaje el conductor señalaba si la zona a la que me dirigía era buena o mala y aconsejaba los mejores lugares de diversión y comida, incluso los horarios de atención. Hubo uno que me describió el interior de una lujosa discoteca con gran detalle. Al final resultó ser que los taxistas cuencanos son constantemente invitados a capacitarse para atender a los turistas, además de demostrar una gran cultura y respeto.
En mi amada ciudad de Guayaquil, la realidad es muy distinta, muchas veces me quejo de que cuando estoy llamando un taxi otro vehículo cualquiera se interpone en el camino y se detiene frente a mi para ofrecerme sus servicios informales. Y tampoco puedo contar las veces en que al subirme en un taxi descubro que el conductor es una persona completamente distinta a la que aparece en la credencial o que esta es una fotocopia modificada.
Quiero terminar dandoles un consejo, eviten tomar taxis en Guayaquil, los servicios de transportación masiva son más seguros y menos contaminantes, al menos en nuestra ciudad.
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